En Seattle, el dueño de casa venció 2-1 y espera rival . Será la segunda vez que los gringos disputen una semifinal. Ecuador tuvo un flojo partido y lo pagó con la eliminación.
En su mejor producción del torneo, y seguramente de los últimos meses, Estados Unidos, el dueño de casa, venció 2-1 a Ecuador y se convirtió en el primer semifinalista de la Copa América Centenario. En el CenturyLink Field de Seattle (Washington), el elenco dirigido por el alemán Juergen Klinsmann, que había ganado sorpresivamente el grupo A, superó a un combinado ecuatoriano que, por el contrario, involucionó respecto de la primera fase. Ahora, los gringos esperan rival: será el ganador del duelo que este sábado librarán Argentina y Venezuela en Foxborough, en las afueras de Boston (Massachusetts).

No había sido buena la producción futbolística de los anfitriones hasta ahora, y por eso el descontento de sus hinchas y las crecientes críticas de la crónica especializada al técnico Klinsmann. Estados Unidos lideró el grupo A producto del traspié inesperado que sufrió Colombia, derrotada por la eliminada Costa Rica (2-3). Sin embargo, en el arranque de los cuartos de final la historia fue diferente: mejoró su producción individual y colectiva, fue más que su rival y al final, aunque sufrió un poco, es claro que el marcador apretado no es fiel reflejo de lo que ocurrió a lo largo de los noventa minutos. Una suerte de revancha para el equipo de las barras y las estrellas que, en su más reciente participación en la Copa América, en Venezuela-2007, ocupó el último puesto.
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Será la segunda ocasión que Estados Unidos dispute las semifinales del torneo continental, una instancia en la que se estrenó en Uruguay-1995, hace más de dos décadas. Aquella vez, después de haber sido anfitrión de la Copa Mundo-1994, en la que fue eliminado en segunda fase por Brasil (a la postre, el campeón), encabezó su zona tras una histórica victoria sobre Argentina (3-0, con una Albiceleste plagada de suplentes por decisión del técnico Daniel Passarella). Luego eliminó a México en la definición con tiros desde el punto penalti (0-0 y 4-1) hasta que Brasil, en semifinales, frustró su sueño de llegar a la final. Y se quedó también por fuera del podio, pues Colombia le ganó 4-1 en el partido por el tercer puesto, en Maldonado (Uruguay).

No era Estados Unidos el preferido de los hinchas para este duelo, en virtud de su irregular nivel en la fase de grupos. Sin embargo, fue muy distinta la cara que el conjunto de la tierra del Tío Sam ofreció en Seattle, donde sus hinchas gozaron de lo lindo. ¿Cuál fue el cambio? Más que futbolístico, fue mental: exhibió más actitud, más decisión, mejor disposición. Desde que el árbitro colombiano Wílmar Roldán hizo sonar su silbato para dar comienzo a las acciones, fue Estados Unidos el equipo que mandó en el terreno de juego. Con agresividad, con generoso despliegue físico, con personalidad, los pupilos de Klinsmann sorprendieron a un Ecuador que no pudo repetir las buenas actuaciones que había ofrecido frente a Brasil (0-0) y Perú (2-2 remontando).
El primer gol del encuentro, marcado por Clint Dempsey a los 21 minutos, con golpe de cabeza, fue consecuencia natural de lo que se veía en el terreno: Estados Unidos era más que Ecuador. Y tuvo otras opciones en el resto del primer período para aumentar la cuenta, pero falló en la definición. El conjunto de Gustavo Quinteros, en cambio, no se encontraba. La presión sobre el rival, la velocidad en salida, el desborde por las bandas y la definición que le habían permitido superar el duro escollo de la fase de grupos esta vez fueron virtudes que brillaron por su ausencia. Lento, confundido, inofensivo, el cuadro suramericano no reaccionó ni siquiera después de golpe que supuso el gol de Dempsey, la gran figura de los dueños de casa.

La segunda parte fue distinta: seguramente después de un fuerte regaño por parte del técnico Quinteros, Ecuador intentó recuperar su mejor versión. Mostró la decisión que le había hecho falta en los primeros 45 minutos y copó predios de su rival. El partido se puso bonito, aunque a los 6 minutos estuvo a punto de dañarse: producto de la impotencia por el mal juego y el resultado adverso, el experimentado Luis Antonio Valencia sacudió con una patada desde atrás a Alejandro Bedoya, lo que le significó la segunda tarjeta amarilla y la consecuente expulsión. Hubo conato de bronca porque Jermaine Jones reaccionó a la agresión sufrida por su compañero y se abalanzó sobre Valencia, un exceso que el árbitro castigó con roja directa.
Esa calentura sirvió para darle más emoción al partido, que ganó en intensidad, en vigor, en temperatura futbolística. Las medidas disciplinarias perjudicaron más a Ecuador, que perdió a un jugador vital en su andamiaje ofensivo, circunstancia que fue aprovechada por Estados Unidos para propinar el golpe de gracia: a los 19 minutos, Gyasi Zardes puso el 2-0, que a esa altura parecía lapidario. Si la bofetada de primer tiempo no despertó a Ecuador, la del período complementario sí lo hizo: antes de que se completara la primera media hora, Michael Arroyo logró el descuento, tras un cobro de tiro libre de Walter Ayoví. Y dos minutos más tarde, a los 31, fue Énner Valencia, que ya había dilapidado una clara opción en la parte inicial, el que dilapidó el empate.

Los últimos diez minutos fueron intensos, pero sin claridad. Estados Unidos acusó el cansancio por el esfuerzo realizado y prefirió abroquelarse en su terreno, con el fin de proteger la ventaja y evitar un empate que lo llevara directo a la temible definición con tiros desde el punto penalti. Ecuador echó los restos, pero no fue suficiente: sin claridad, sin profundidad y con exceso de desespero, los de Quintero no pudieron torcer el rumbo de la historia. Al final, quedaron frustrados porque el único partido malo del torneo les costó la despedida, pero así son las reglas en esta fase de cuartos de final con partidos de eliminación directa: el que se equivoca, se despide y regresa a casa. Así, se quedó con las ganas de volver a figurar entre los cuatro mejores de la Copa América, un logro que solo consiguió en 1993, como local, cuando ocupó el cuarto puesto.
Estados Unidos mejoró, hizo gozar a sus hinchas y garantizó que la Concacaf tendrá en semifinales como mínimo un representante. De hecho, abrió la posibilidad de que sean equipos de esa región los que se disputen la corona de la histórica Copa América Centenario el próximo domingo 26 de junio en East Rutherford (Nueva Jersey), en caso de que México avance por la otra llave del cuadro. Para eso, sin embargo, falta mucho camino. Por lo pronto, el técnico Klinsmann, que por fin tuvo motivos para sonreír, podrá observar tranquilo a los potenciales rivales a la espera del duelo semifinal previsto para el próximo martes 21 de junio en Houston (Texas). Ecuador, mientras, regresará a casa con la misión de ajustar las clavijas para procurar mantener la buena marcha en las eliminatorias al Mundial de Rusia-2018, en la que marcha en el segundo lugar.
